La prueba más antigua de conocimiento de los humanos sobre las propiedades especiales de los números primos es un hueso que data del 6500 a. de C. El hueso, llamado Ishango, se descubrió en 1960 en las montañas de África Ecuatorial. Tiene grabadas tres columnas con cuatro series de muescas. En una de las columnas encontramos 11, 13, 17 y 19 muescas, es decir, la lista de números primos comprendidos entre 10 y 20.
Extraído de: "La música de los números primos" de Marcus du Sautoy
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